El 8vo: Tercera Edición
Reportaje por Marurcia Miranda
El Centro Cultural Universitario (C.C.U), es un espacio que normalmente está tranquilo, pero en cuanto puse un pie, sólo me encontraba con olas de gente que se paseaba con libros y rosas. El ambiente no te engentaba, al contrario, te provocaba unas ganas inmensas de tomar un libro y compartir la misma euforia.
Del 2 al 5 de mayo, en el C.C.U se llevó a cabo la Fiesta del Libro y la Rosa 2019, UNAM. Un evento que celebra el Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor, estipulado por la UNESCO el 23 de abril de 1995.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2018, el nivel de lectura en la población mexicana había disminuido en tan sólo tres años, ya que de 100 personas –de 18 años y más– solamente 45 habían leído un libro en todo el año.
Con un preocupante aumento en la falta de interés por la lectura, estos días de fiesta fueron creados para fomentar la lectura en la comunidad universitaria, invitando a todo el público a formar parte de sus distintas actividades culturales y académicas.
Verónica Flores estudia Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Decidió formar parte del Staff de “La Fiesta” para compartir su pasión por la lectura con las personas que asistieran, haciéndoles algunas recomendaciones sobre sus libros preferidos o cuál era la mejor actividad para ellos.
“La Universidad nos estimula con lectura todo el tiempo. Por ello, yo quiero que seamos más las personas que leamos para combatir la gran cantidad de ignorancia que tenemos en el país” comentó la estudiante.
Mientras me paseaba por el evento, me encontré con unas carpas con una particularidad, en su entrada tenían el nombre de un personaje importante en el mundo de las letras, como Beatriz de la Fuente o Alfonso Reyes. Me acerqué a observar qué había en el Foro Amado Nervo, tomé asiento y esperé.
A las 2:00 p.m., cuatro personajes tomaron su lugar y nos presentaron su libro El género sí importa, el cual consiste en un compendio de cuatro investigaciones en formato de artículo. En ellos, nos explican la experiencia de los roles de género dentro del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y las diferentes inconformidades.
Además de proyectar las problemáticas, ofrecen soluciones para comenzar a erradicar las conductas y que las mujeres comiencen a sobresalir. Muchos de los que formaban parte de la audiencia aplaudieron la iniciativa, incluso un señor de 60 años –abogado– agradeció a todos por buscar proteger a las mujeres.
Al final de la conferencia, me acerqué a una de las colaboradoras del libro: Johana Castro, quien habló al principio de sororidad, un tema sumamente importante. Ella me explicó que ante esta sociedad, debemos aceptar nuestra condición, no normalizarla, sino para saber qué acciones hacer para modificarlo.
“No debemos vernos como enemigas, tampoco a los hombres. Todos tenemos que ser aliados, trabajar juntos y luchar contra esta cultura patriarcal” describió Castro.
Retomando la “cultura patriarcal” y el propósito del libro El género sí importa, Johana comentó su preocupación porque la gente se informe leyendo, ya sea a través de lo que ellos investigaron u otras lecturas, porque con información de calidad, la gente se educa y sale del molde machista que la sociedad ha impuesto.
Una abogada, la señora que se encontraba a mi lado –Frida– y unos maestros, compartieron sus ideas, inconformidades y algunas experiencias. Después de un gran diálogo, una chica del Staff se acercó a mí y me regaló un ejemplar.
Entre tantos personajes que se encontraban en la pequeña carpa, me di cuenta que pertenecíamos a distintos círculos, económicos, sociales e incluso de ciertos conocimientos, pero todos buscábamos un mismo bien: fomentar una mejor sociedad a través de la cultura.
La organización humanista OXFAM Intermón, explica cuál es el ingrediente principal para un cambio en la sociedad, el cual es la educación de nuestros círculos cercanos, familia y amigos, y actividades como la lectura.
Desde las 10:00 hasta las 19:00 hrs, los foros estarían rotando distintas personalidades que compartían sus libros, ideas y escuchando a su audiencia. Pero, también era necesario recorrer la enorme carpa que contenía más de 100 editoriales participantes.
En los pasillos divisé las infalibles editoriales Grupo Planeta, Sexto Piso, Penguin Random House y otras casas que eran merecedoras de estar ahí; sin embargo, hasta las pequeñas editoriales exponían grandes temáticas.
Javier, un vendedor de la editorial de la UNAM, después de que realicé mi pagó, me regaló un separador conmemorativo del evento y le resalté la inscripción que tenía dentro: “El separador inteligente, ¡para facilitar la lectura!”
El vendedor sólo se rio, pero comentó su gran felicidad por la cantidad de libros que se habían ido; la gente sabe que comprar en una feria del libro es mucho más barato que una librería.
“Yo sólo espero que esos separadores persuadan a las personas a no abandonar sus libros. Pero el hecho de que los hayan comprado, ya es un gran paso”.
Mientras caminaba hacia la salida, me percaté que me terminé uniendo a la euforia, caminaba hojeando uno de los libros felizmente. He ahí cuando que vi la gran cantidad de personas que éramos en un espacio, pero aquellas personas sonrientes que caminaban con sus libros o cargan tres bolsas llenas de ellos, eran los que haríamos la diferencia.
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